Joe Cross está gordo y como lo dice el título de la película, enfermo y casi muerto. También está harto de tomar pastillas para «controlar» los achaques, ya sea el prurito de la piel o los dolores del cuerpo. El australiano Joe decide poner un alto y hacer un cambio en su vida. Consulta a sus médicos, compra boletos de avión para viajar entre USA y Sydney, y organiza una producción que se transforma en película.
Al principio o durante todo el filme pareciera tratarse de un informercial sobre las ventajas de los exprimidores de jugo, pero yo me quedo con el mensaje que plantea la pésima alimentación que tenemos los citadinos con la comida procesada, el poco tiempo que le dedicamos a alimentarnos y la escasa educación al respecto.
Fat, Sick and Nearly Dead trata sobre darle un giro a esta realidad. Joe genera crisis en su vida para cambiar. Él decide ayunar por sesenta días sólo jugos de frutas y verduras. El resultado es obvio, lo interesante es el proceso, donde conocerá gente con los mismos problemas que él, gente que también padece de sobrepeso y les vale la madre su destino, gente racional que está dispuesta a sufrir las consecuencias de sus decisiones, y gente como Phil, un trailero de casi 200 Kg al que Joe Cross convencerá con su última filosofía saludable y ayudará para que Phil genere cambios positivos en su vida. En lo personal me quedo con el cambio positivo de éste último personaje al bajar 100 Kgs y generar cambios en su comunidad.
Con Fat, Sick and Nearly Dead, no sólo visualizas los resultados de alimentarte bien sino los cambios que generas alrededor, en tu comunidad. Sentirse feliz, con más energía podría sonar a la típica receta del infomercial con el producto milagroso. Es más difícil que eso. Tienes que generar cambios en tu vida y no todos quieren aventarse ese trompo a la uña.
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