Leo una nota sobre el papa Francisco anunciando que creó una comisión para prevenir el abuso de menores y apoyar a las víctimas. No pude evitar una sonrisa sarcástica y enseguida recordar Mea Maxima Culpa.
Si no has visto este documental y quieres conocer un poco más sobre el cinismo con el que el Vaticano protege a sus pederastas – o como la misma iglesia los llama: depredadores compulsivos-, como el sacerdote Lawrence C. Murphy que violó a más de 200 niños sordos en su escuela St. John’s School for Deaf, de Milwaukee, Wisconsin, entre 1950 y 1974, al cura Tony Walsh, de Limerick, Irlanda, imitador de Elvis Presley que cometió otras 200 violaciones de niños, o el famoso Marcial Maciel, vale la pena echarle un ojo al documental «Mea Maxima Culpa. Silence in the House of God (Silencio en la casa de Dios).»
Algunos hechos que da a conocer Alex Gibney en su documental:
- El Vaticano autorizaba hasta 250 mil dólares para silenciar un caso. En 1995 se tenía un presupuesto de 7 millones de dólares para manejar los problemas de abuso sexual de menores.
- Se fundaron los Siervos del Paráclito en 1947, para incluir en sus programas a sacerdotes pederastas. El primer centro de tratamiento se abrió en Jemez Springs, Nuevo México.
- Se evidencia que Benedicto XVI, Joseph A. Ratzinger, durante 25 años dirigió la oficina que llevaba los casos más serios de abuso sexual cometidos por vicarios de Dios, llamada La Congregación para la Doctrina de la Fe, fundada en el siglo XVI, mejor conocida como La Santa Inquisición.
- El Vaticano terminó la averiguación de Maciel y le ordenó vivir una vida de penitencia y oración. A pesar de la evidencia de múltiples casos de pederastia, el Vaticano eliminó todos los planes de juicio canónico al cura mexicano, quien murió en una mansión sacerdotal en Jacksonville, Florida.
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