Vivimos una protopía. Una etapa en construcción tecnológica permanente. Somos eternos newbies, con acceso a nuevos beneficios pero también con nuevas problemáticas con que lidiar.
La tecnología es genial. No puedo recordar cómo podía vivir antes del smartphone o menos en la secundaria cuando entregaba tareas hechas con máquina de escribir eléctrica. La tecnología definitivamente es mi mejor aliada. Soy un feliz usuario deseoso de usarla, entenderla y buscarle otras maneras de afrontarla. Pero cuánto beneficio nos traen las nuevas tecnologías que en breve se instalan en nuestra vida y cuánto problema nuevo nos generan.
Esto es muy evidente con los papás o el babyboomer que no tienen ese chip por usar la última tecnología en su día a día. Con todos los beneficios que un smartphone incluye dentro de su carcasa, para un babyboomer promedio significa habilitar espacio en su disco mental y aprender nuevas competencias para manipular el dispositivo y aplicarlo en sus tareas cotidianas. Saber hacer una llamada ya no es lo único que debe dominar. Debe aprender a mandar un mensaje a través de whatsapp, mandar emojis, grabar mensajes, enviar imágenes o video. Básicamente tienen que reescribir su código interno de hábitos y comportamientos.
Pero el tener que cambiar constantemente los paradigmas por culpa de la tecnología no se queda en babyboomers. También nos pega a Xers y milenials. Las nuevas computadoras se volverán obsoletas, las apps se debilitarán con el uso y la codificación se corrompe. Entre más complejo sea el engrane tecnológico, más -y no menos- atención requerirá.
Yo alucino las actualizaciones. Todo el tiempo aparecen nuevas para el desktop, para el smartphone, para las apps que uso. Si funciona bien para qué quiero actualizarlo. Pero la lógica tecnológica manda que aunque a mi no me guste actualizar, tengo que hacerlo porque todos los demás lo hacen. En algún momento mi app obsoleta comenzará a ralentizarse o no tendrá la última funcionalidad que necesito. Es una competencia infinita por tener la última de la última.
Entonces todos -sin importar generaciones- estamos expuestos a padecer estos inconvenientes tecnológicos. En esta era tecnológica favorecedora y próspera, todos nos convertimos en newbies, y peor aún, seremos eternamente newbies. Las innovaciones tecnológicas generan tantos nuevos problemas como nuevos beneficios.
source: Patrick ReganAhora imaginemos en este contexto de incertidumbre tecnológica en donde se es un eterno newbie, pero enfocado a una de la directrices del marketing digital. Las campañas digitales de publicidad. Visualiza a un director de la unidad de negocio ecommerce, quien necesita incrementar las ventas de su canal. Las otras unidades de negocio tradicionales venden mucho más que la suya. Le han puesto plazo para presentar mejoras en su desempeño y él está desesperado por alcanzar logros en el corto plazo. Sin duda, un escenario suculento para las agencias digitales.
Pero desde la perspectiva imparcial de esta estampa, donde la tecnología lo ha hecho una vez más. El ecommerce es una de las actividades que se disparó con la adopción de internet y como pasa con toda evolución de la web, cada vez se ha vuelto más compleja de entender o activar exitosamente para que sea transparente y eficiente para el usuario final que quieres que te compre.
Hoy en día, este director de ecommerce puede tener acceso a herramientas de analytics que lo ayudarán a seguirle el rastro de quienes lo visitan y cierran una venta, cuándo y dónde lo hacen dentro de su ecosistema. Google analytics suite 360, mixpanel, kissmetrics, visualIQ o lead ratings harán ese trabajo, pero no debe obviar otras enfocadas a la optimización y automatización como kenshoo, marin o adstage. También existen otras herramientas dinámicas de micro-targeting como rocketfuel, tail target o doubleclick para ser un francotirador de la conversión. Cuando implemente campañas obviamente estará interesado en gestionar su data intelligence a través de las plataformas de insights, propias de cada red social o usar wayin, social bakers o sysomos. No sé qué harías en su lugar, pero yo quedaría congelado -¿Por dónde empezar?
El síndrome del eterno newbie se evidencia como usuario final o como aquel que necesita entender el paradigma cambiante por la web, para que más usuarios finales le compren o eleven su engagement rate. Como lo plantea Kevin Kelly, vivimos una protopía; un estado iterativo más que un destino. Es un proceso que genera casi tantos nuevos problemas como nuevos beneficios. Nos pasamos inventando cosas nuevas que provocan nuevos anhelos; nuevos huecos que deben ser llenados.
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